El libro cuenta las observaciones de la autora en su viaje junto con otras mujeres francesas a la China socialista.
Narra los distintos procesos que atravesó el proletariado chino encabezado por las mujeres para lograr la emancipación femenina, ya que, como dijo Mao, ellas son la mitad de la población y no hay revolución posible sin su fuerza.
Al estar conformado por los testimonios de las mismas trabajadoras y las observaciones de Broyelle y su grupo, el libro logra aportar una gran claridad a problemáticas complejas de una forma ligera y entretenida. No es puro blablabla de «lo que pasaría si…», se enfoca en los hechos, no tiene un lenguaje teórico complicado o denso.
Pone en evidencia que es posible la colectivización de las tareas domésticas, y que nuestra forma de considerarlas -del ámbito privado, problemáticas de cada familia individual y puntualmente de la madre- es sólo un reflejo de nuestra organización productiva y nuestra organización social, no un «mandato de la naturaleza»; no la única forma posible y mucho menos la única existente.
Aborda cinco problemáticas que atraviesan a las mujeres trabajadoras y su resolución: la relación con el trabajo social, el trabajo doméstico, los hijos, la familia y la sexualidad.
Lo considero un libro clave no sólo para entender la posición del marxismo-leninismo-maoísmo en torno a la doble explotación de las mujeres, sino también para desmentir mitos sobre el socialismo en sí, y darnos cuenta que por lo que peleamos no es una utopía o un mundo paralelo, se dio y se va a volver a dar.
Cien Flores 