Tres conceptos básicos

A la hora de hablar de prostitución es necesario entender tres conceptos básicos: prohibicionismo, regulacionismo y abolicionismo.

La primera postura es adoptada por la derecha conservadora, ya que ven a la mujer que es sexual como algo amoral que merece ser castigado; el tabú patriarcal acerca de la sexualidad femenina alimenta esas ideas.

Pasa por alto totalmente los factores socio-económicos que empujan a muchas mujeres a prostituirse y las señala como únicas culpables. El prohibicionismo castiga a la mujer que se apoya de la prostitución para poder sobrevivir pero no al proxeneta que se lleva el grueso económico; es una postura que las deja aún más vulnerables a sufrir abusos sexuales y físicos. Llevado a la práctica no termina con la prostitución, sino que la convierte en una actividad clandestina, siendo las mujeres las mayores perjudicadas. Como comunistas es importante no caer en este tipo de creencias reaccionarias.

El regulacionismo, por otro lado, lo que busca es regular la forma en que se lleva a cabo esta actividad, sosteniendo que con derechos laborales las mujeres enfrentarían menos problemas y podrían ejercer libremente. Esta postura ignora algunas cuestiones muy importantes: primero, que son mayoría las mujeres que se ven obligadas diariamente por el capitalismo patriarcal a vender su consentimiento para poder comer, y lo que necesitan es otra salida; segundo, que al legalizar la prostitución aumenta la demanda a un punto que no puede ser satisfecha sólo por las que lo «eligen», por lo que abre las puertas a la trata. En todos los países donde la prostitución se reguló la trata aumentó, a pesar de que el regulacionismo asegura que trata y prostitución son dos cosas totalmente diferentes. Y por último, relacionado al primer punto, en un sistema donde la mujer se ve como un objeto para consumo masculino, donde se nos enseña que sólo valemos cuando satisfacemos a los hombres, y donde la pobreza está feminizada no se puede hablar de una libre elección. Esta una postura propia de reformistas que no buscan terminar con el sistema sino «mejorarlo». Cabe destacar que con la regulación sólo se termina el estigma del putero pero no el de las putas, y los proxenetas no desaparecen, sino que se convierten en empresarios; las medidas regulacionistas sólo ayudan a que los burgueses puedan cumplir su rol de una forma más libre.

El tercer concepto, el abolicionismo, es frecuentemente confundido con el prohibicionismo, pero sus ideales, objetivos y acciones no se parecen en nada: esta postura busca cambiar las condiciones materiales para que no se tenga que recurrir a la prostitución como única salida, es decir, busca asegurar la calidad de vida de todas las mujeres y asignarles un rol productivo para la sociedad, eliminando también los roles patriarcales que nos enseñan a ser sexualmente sumisas entregadas a los hombres, y la idea de el sexo como un derecho masculino. No ataca a las prostitutas sino a los prostituyentes (tanto proxenetas como clientes), ni lo hace por una cuestión moral.

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4 comentarios en “Tres conceptos básicos

    • no estaría olvidando a nadie, pero centrarse en lAs clientAs y lOs hombres en situación de prostitución es como pedir que se tengan en cuenta a los hombres maltratados de mujeres cuando se habla de violencia de género. Existen, pero son una minoría y las causas que generan esa situación son distintas. Y con respecto a las personas trans no las estoy pasando por alto. Justamente son las mujeres trans y personas transfemeninas las que por serlo no pueden conseguir trabajo y se ven empujadas a la prostitución para poder comer. Si realmente te interesa te recomiendo a Lohana Berkins, Diana Sacayán y en twitter a @furiatrava y @soimimi

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